Sobre todo resaltar la atención del personal del desayuno con nuestro niño de 5 años, intolerante al gluten y a la lactosa. Se desvivieron porque no le faltara de nada: en la cocina le prepararon huevos revueltos a propósito para él, que los que había llevaban leche, la camarera Letizia fué a buscarle cacao puro para acompañar su leche,le trajo su pan calentito, en fin, de sobresaliente.
Pero es que en general estaban súper atentos con la clientela, el camarero español le recalcó a otra familia española, que cualquier cosa allí estaba y mis tortitas de cocina además de muy ricas eran de foto.
La recepción, tanto a la llegada como al irnos fué muy rápida y eficaz y el poder dejar las maletas en la consigna el último día, nos permitió seguir haciendo turismo sin ningún problema de horario respecto al hotel.
Y la habitación al ir con el niño nos asignaron una enorme con una cama tremendamente cómoda que unido a la ubicación del hotel, al lado de la estación Victoria lo ha hecho excelente.
Volvería sin dudarlo, mil gracias por el trato!!
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